BlackBerry, que el mes pasado comunicó que se había puesto a la venta, acaba de anunciar que despedirá a 4.500 empleados, -un tercio de su plantilla-, y que sufrirá unas pérdidas de 1.000 millones de dólares en su segundo trimestre del año. La compañía canadiense afirma que en su último trimestre sólo ha vendido 3,7 millones de smartphones, una cifra muy baja con respecto a lo que venden Apple y Samsung, y que su nuevo dispositivo B10 aún no ha calado entre los consumidores.
Es más, estima que en su segundo trimestre sus ingresos serán de 1.600 millones de dólares, la mitad de la facturación que Wall Street espera.
Con esta situación, su anterior co-CEO, Mike Lazaridis, -que posee un 6% del capital de BlackBerry-, está tomando cartas en el asunto, moviéndose con rapidez para culminar una operación que salve al fabricante. Según publica el WSJ, el directivo está en conversaciones con firmas de capital privado, -en concreto, Blackstone Group y Carlyle Group-, para supuestamente montar una oferta conjunta por la compañía.
Aún no está claro, no obstante, qué tipo de acuerdo busca Lazaridis y si se está considerando una oferta de compra por una parte o por la totalidad de BlackBerry.