Los últimos estudios disponibles en torno a 2013 reflejan una contención de las inversiones en Tecnología, debida a efectos colaterales como la desaparición y bancarización de las cajas de ahorro y de importantes fusiones en el panorama nacional. Pero la revolución digital en marcha está siendo abanderada por el sector financiero como su asidero para estar al nivel requerido por las megatendencias tecnológicas y la conformación de unos nuevos clientes adaptados al hábitat móvil. Los propietarios de las entidades bancarias españolas, con BBVA y Banco Santander a la cabeza, se plantean abrir nuevos negocios e incluso operar servicios especializados de TI.
La caza del cliente se ha convertido en una guerra de trincheras digitales, con las aplicaciones y las ofertas personalizadas como los principales argumentos de venta. El banco ya no es un mero depósito de ahorros y activos, es un productor incansable de servicios financieros que busca la rentabilidad.