Telefónica está de moda. Tanto por lo noticiable de la salida de César Alierta como presidente ejecutivo y la consiguiente llegada al puesto de José María Álvarez-Pallete, como por la transformación estratégica que está llevando a cabo y, ya más preocupante para la entidad, su reciente imputación por su relación con el ex presidente del Gobierno, Rodrigo Rato. La compañía goza de buena salud: beneficio de 2.745 millones de euros, crecimiento de la facturación del 8,7% y capitalización bursátil de 51.000 millones de euros en 2015; sin embargo, se enfrenta a su compromiso con los accionistas para el pago de 0,75 euros por acción, tarea complicada si quiere reforzar su balance teniendo en cuenta además que para ello debería concretar la venta de O2. Álvarez-Pallete tendrá que saber comandar el proceso que se abre a Telefónica; Alierta se muestra tranquilo porque “es el directivo mejor preparado”, frase con la que ha subrayado la previsible línea continuista. Pero ni parece ni debería ser así, toda vez que el reto que plantea la compañía tiene un nombre: revolución digital, etiqueta con la que quiere transformar la organización para adaptar sus servicios y ser considerada una ‘Online Telco’. IoT, smart cities y competir con todo tipo de jugadores y en todos los terrenos, con ejemplos como Google o Amazon, será lo que tiene que marcar sus nuevos pasos. Eso sí, para coger altura deberá soltar lastre y dejar definitivamente en la cuneta algunos rescoldos del pasado.
Telefónica alza el vuelo
Álvarez-Pallete tendrá que saber comandar el proceso que se abre a Telefónica.
Publicado el 05 Abr 2016
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