Los resultados de IBM presentados el jueves pasado reflejan que el gigante azul cada vez es menos gigante. Sin embargo, al mismo tiempo dan a entender que IBM cada vez centra más el tiro y se dedica más a los mercados estratégicos que hace unos años marcó su CEO, Virginia Rometty, para garantizar el futuro de la compañía.
En el ejercicio fiscal 2016, IBM facturó 79.900 millones de dólares, un 2% menos que en 2015. Mientras tanto, los beneficios netos cayeron un 11%, hasta los 11.900 millones de dólares. En el último trimestre del año, se volvió a repetir la tónica menguante: los ingresos cedieron un 1%, hasta situarse en 21.800 millones, por que IBM encadena ya 19 meses de caída de su actividad.
De hecho, y como recuerda el bloguero Norberto Gallego, la IBM hoy es un 25% más pequeña que cuando Rometty accedió al cargo, en 2012. Y algo parecido ha ocurrido a los beneficios en estos años. Hay que tener en cuenta que han contribuido a estas caídas alguna desinversiones, como la venta de los servidores x86 a Lenovo.
Sin embargo, a partir de ahí viene las buenas noticias. Y éstas son que los llamados “strategic imperatives”, es decir, las líneas de negocio que el gigante azul se ha marcado como cruciales para el futuro, crecen a buen ritmo. En el año, estos negocios avanzaron casi siempre por encima del doble dígito y ya representan más del 40% de la facturación. Así, las ventas de cloud crecieron un 35%, hasta los 13.700 millones, mientras que las de movilidad lo hicieron casi en similar proporción (34%), hasta los 4.100 millones de dólares. Por su parte, las de seguridad crecieron menos, un 13%, hasta totalizar 2.000 millones, y, por último, las de analytics avanzaron un 9%, hasta los 19.500 millones.
Por todo ello, la acción de IBM experimentó una subida nada más conocerse las cifras de ventas. Y es que el gigante azul, pese a todo, ha superado los pronósticos de los analistas, y además ha mantenido al alza el dividendo de los acciones con la recompra de acciones propias.