ING es un ejemplo de banca digital. ¿Cuáles son las señas de identidad que la definen?
Lo que más tenemos de digital es la parte de gente y de cultura. Obviamente, sin la tecnología no es posible entregar productos y servicios, pero lo que caracteriza la clave digital es poner al cliente en el centro. Entonces, aprovechas la tecnología para construir alrededor de las necesidades del cliente y escuchándole permanentemente. Entregamos valor en ciclos muy cortos y vamos aprendiendo cómo son percibidos por el cliente, lo cual nos permite hacer cosas grandes a partir de trabajar en pequeño. Equipos reducidos multidisciplinares enfocados en una necesidad del cliente que van aprendiendo, iterando, para que el cliente quede satisfecho.
La tecnología está impresa en ING, ¿Cuál es su estrategia en esta dirección?
El motto que solemos usar es: “Queremos tener una arquitectura modular operada en la nube”. Con esta estrategia vamos a conseguir las tres cosas que son necesarias para que con el resto del banco podamos entregar esos servicios innovadores. Con esa arquitectura operada en la nube somos capaces de hacer las cosas a una velocidad adecuada, no esperando ciclos para que el gran proyecto salga; podemos proporcionar escala allá donde lo necesites y te ayuda a que la seguridad sea una parte integral.