Qué duda cabe que la información es el signo de nuestro tiempo, y especialmente la capacidad de gestionar todos esos datos que generan las empresas y sus clientes para convertirlos en un arma para el negocio. De ahí radica la importancia del Business Intelligence y su capacidad para reconvertir los datos estructurados en una poderosa herramienta para la toma de decisiones. Pero la situación se ha complicado con el estallido de las redes sociales, la movilidad y la sobreabundacia de los dispositivos digitales. Ahora se añade una capa de complejidad con la proliferación de los datos no estructurados que proceden de diversa fuente y pueden ser utilizados por las compañías convenientemente para su provecho, pero todavía es prematuro para saber cómo sacar partido a tal potencial.
Estos argumentos y otros relacionados con la predictividad, la monetización de la información o la protección de los datos personales fueron debatidos en el encuentro organizado por Computing en torno a la ‘Inteligencia de Negocio’ y que tuvo a MicroStrategy como perfecto anfitrión ante un grupo de directivos TIC de empresas privadas y administración pública que expusieron sus estrategias en este campo. François Cadillon, country manager de MicroStrategy, fue el encargado de centrar el debate. “Nuestra compañía es estadounidense y cumple ahora 20 años en España, su subsidiaria más antigua de las 25 que tiene a nivel mundial. La primera oficina se instaló en Barcelona, allá en 1989 y luego se estableció en Madrid”, expone Cadillon. Por su experiencia y conocimiento del mercado, este directivo observa que “Business Intelligence está en boca de todo el mundo, la capa empresarial está usando estos conceptos.
El segundo factor es la movilidad, que está facilitando el despliegue del Business Analytics en las compañías; ahora hay más ejecutivos que están consumiendo estas herramientas. El tercer punto es el autoservicio. En los últimos cuatro años las empresas se han montado sistemas para dar respuesta a sus usuarios de negocio, que con escasos conocimientos de informática necesitan presentar informes. Ha habido un choque de trenes entre departamentos, cada cual hacía la guerra por separado e Informática ha tenido que poner orden”. Cadillon añade a este plato otros ingredientes como son el cloud computing y el Big Data: “también se habla mucho de Big Data. Ahora las TI han mejorado, el coste de propiedad es más favorable y podemos procesar mayor cantidad de datos de forma sostenible”. En estas dos décadas, ha madurado el mercado, “antes los proyectos iban enfocados a un departamento central; de la banca se ha pasado a las oficinas y de la gran distribución, a la tienda. Hay un consumo real de la información y la dirección de la empresa lo entiende como necesidad”.
Madurez en el BI
El caso de Sanitas en relación al Business Intelligence es paradigmático, pues “llevamos 14 años preocupados por la explotación de la información; en 1999 montamos el datawarehouse. Sanitas tiene en sus genes la obsesión por la información y ponerla en disposición de los departamentos. Esto hace que hayamos madurado en el uso del BI, y ya existen muchos profesionales cuya misión es analizar datos, tomando decisiones y ayudando a otros compañeros a tomarlas”, expone Luis Javier Guerrero, director de Business Intelligence de Sanitas. “Tenemos profesionales que elaboran informes, modelos multimensionales, cuadros de mando y estadísticos, predictivos, etc. Estamos decididos a democratizar el BI, para que cualquier clínica u hospital pueda analizar su actividad y busque la eficiencia.
El siguiente paso será dotar a nuestros clientes de estas herramientas”, subraya el directivo. La aproximación de la Administración Pública a este fenómeno está más condicionada por su propia idiosincrasia y menos abierta a abrazar los nuevos conceptos. Sin embargo, se está operando un cambio de mentalidad en los cargos directivos, como constata Carlos Maza, subdirector general de Tecnologías de la Información y Comunicaciones del Ministerio de Industria. “La semana pasada, un directivo me reclamaba más BI para nuestra política de ayudas y otro manifestó su interés por el Big Data. Estas tecnologías están calando más allá del reporting; el autoservicio está muy asentado, pero lo importante es la percepción de que determinadas políticas deben estar sustentadas en los datos”. Maza detecta, en cambio, un problema añadido: “estos proyectos BI requieren acceder a bases de datos muy diversas, con lo que el coste de la integración es muy caro. Hay una base de datos para cada procedimiento, pero además de ser multitud, los procedimientos cambian cada año y la calidad de los datos es malísima. Cuando hablamos de datos más allá de 2008, resulta casi imposible llegar. Reparar esos datos, supone un coste alto”. En algunas esferas del Ministerio todavía existen ciertos prejuicios con la movilidad. “Movilidad es una fase posterior, primero hay que crear un caldo de cultivo. Mis superiores no consideran el hábito de contar con la información en el móvil, entienden que su plataforma prioritaria es el PC”, explica Maza. La visión de la empresa privada en este punto es radicalmente distinta, según explica Concha Cabello, directora de BI de Siemens, que observa una atracción fuerte de los directivos hacia las tabletas. “La dirección nos pide que justifiquemos el uso del iPad más allá de leer la prensa. Tenemos mucho contenido en móviles, ajustamos todo a cualquier dispositivo. Pero tenemos que hacer que el contenido se adapte mejor a la tableta; no vale con mostrar datos, tienen que entenderse”. Su compañía está muy asentada en BI: “hemos trabajado mucho en autoservicio, hemos implantado una gobernanza para que todo sea accesible. Tenemos datos diversos no estructurados con parámetros distintos y siempre estamos trabajando en aras de la productividad. Fusionar el atractivo del iPad con los conceptos contables es uno de nuestros grandes retos”. Siemens participa en un proyecto de Big Data con la Unión Europea en Alemania y están centrados en cloud computing con Atos como partner estratégico.
José Antonio Esteban, CTO de Codere, se muestra un tanto reticente ante los discursos tecnológicos: “esto no va de colores ni de tecnología, es una pegatina para vendernos el mismo coche. La información está ahí y la clave es cómo va a responder a nuestras preguntas”. En el caso particular de su empresa, dedicada a las apuestas deportivas, “el control de las decisiones está en manos de los traders que son los que ponen precio a las apuestas”. Esteban cree que no se aprovecha el potencial del BI: “me gustaría que fuese más maduro, al final nos sirve para confirmar a toro pasado que vamos bien”. Por tanto, el CTO de Codere piensa que “antiguamente las sociedades tenían fe en los oráculos, ahora confiamos en que Big Data nos resuelve el futuro, pero no es cosa de tecnología, sino de personas. El departamento de TI tiene que proveer ese oráculo, pero no estoy seguro hasta qué punto el BI mejora la capacidad de decisión, no hay estudios definitivos que concreten el retorno de inversión de estas herramientas”. Cadillon replica que empresas del Ibex 35 invierten en BI y tienen un modelo de negocio exitoso más que probado. Concha Cabello reconoce que “vamos retrasados en el aspecto predictivo de la tecnología para ayudar al negocio”. Guerrero de Sanitas puntualiza que muchas decisiones se están tomando por instinto.
Tiempo real
Luis Morencos, Energy & Utilities BDM de Telvent, reconduce el debate hacia el objetivo básico: “aquellos que toman decisiones precisan toda la información y en todos los niveles hay puntos de decisión. En utilities había sistemas en tiempo real que llevaba un directivo ad hoc, mientras que los sistemas corporativos corrían a cargo del responsable de Sistemas. Ahora ambos convergen, el BI del reporting financiero se está llevando a la operación en tiempo real”. Como ejemplo, Morencos alude al smart metering (contadores eléctricos digitales), “pasamos de tener información de lectura de un mes a una hora. ¿Cómo es posible integrar estos contadores con el resto?, para eso es muy útil el BI. Los CIO perciben la importancia del Big Data, pero también del Small Data, hay datos que no se están tratando”. El portavoz de Telvent apunta la importancia del cloud computing y piensa que para avanzar hacia un modelo de Business Intelligence en la nube hay que resolver primero problemas de infraestructuras. Si hay alguien autorizado para disertar sobre esta materia es sin duda Francisco Antón, subdirector general TIC del Ministerio de Educación y presidente de la Asociación Big Data. Antón se muestra encantado con la circunstancia de que el actual ministro y su grupo de trabajo provengan del mundo de la estadística y de la analítica predictiva, algo que facilita su tarea. Afirma que “el Ministerio concede un millón y medio de becas, lo cual nos exige obrar con mucho cuidado, realizar análisis muy exhaustivos en torno a la población y hacer proyecciones de cuánto es el impacto, pues nuestro presupuesto es limitado”. Francisco Antón está embarcado en proyectos BI, con el iPad como dispositivo de visualización para sus directivos que se hallan viajando con frecuencia. Aquí llama la atención sobre el proyecto ‘Marca España’, que ha supuesto la integración de información de origen diverso como ayuntamientos, museos, ministerios, etc. “Hemos tenido que lidiar con la calidad de los datos y diseñar un modelo para ofrecer información a los directivos”. Pero Antón se muestra más ambicioso pese a los logros cosechados: “la exposición de Dalí fue un éxito, todo el proceso se hizo de forma perfecta, sin embargo todavía no somos capaces de alcanzar el impacto de futuro. No es cuestión de herramientas ni de presupuesto, sino de mentalidad de los responsables para aprovechar la reutilización de la información”.
Smart metering y Big Data
El subsecretario TIC anima a aprovechar la información que tanto las organizaciones privadas como las instituciones públicas ponen a disposición de los ciudadanos, para cruzar todos los datos y poder poner en marcha proyectos de Big Data para las personas. “Big Data está aquí y ha llegado para quedarse”, sentencia. Para respaldar este argumento, François Cadillon señala que los niveles de toma de decisión se han ramificado. El directivo ve en el smart metering un proyecto crucial que se emparenta a otros proyectos de smart cities muy interesantes. Luis Morencos de Telvent, reconoce que “en España no vamos al mismo ritmo que en Europa en smart metering. En las utilities está apareciendo la figura de Chief Data Officer cuya misión es obtener valor real de los datos que generan este tipo de proyectos”. Carlos Maza señala al respecto que desde el Ministerio de Industria “se está intentando regular el smart metering, pero ¿quién se hace cargo de esas macrobases de datos, teniendo en cuenta que ya hay siete millones de contadores? El ministerio no puede, tendría que ser una fundación semipública o pública como en el Reino Unido”.
El otro debate que plantea es “qué información se va a poder extraer de allí. Los picos de consumo permiten realizar una radiografía de un hogar y explotar los datos de una forma económica o sociológica, pero están unidos a la intimidad de las familias. Con nuestra política de protección de datos se está frenando este Big Data que nos podría beneficiar a todos”. Según José Antonio Esteban desde Codere, “hay que balancear entre privacidad y seguridad; pero ante todo es una cuestión moral, no por tener la información la tienes que usar necesariamente”. Concha Cabello opina que la decisión de manejar datos no debe depender de las empresas, “tiene que haber un organismo regulador, que es el que debe establecer las bases de la gobernanza, decidir qué datos son de uso personal y cuáles no”. Carlos Maza aborda de nuevo el debate y apunta al aspecto económico del Big Data, que en su organización se utiliza para combatir el fraude a las ayudas y becas. “Logrando un 2% de acierto, los proyectos se autofinancian. Un proyecto de Big Data dura años, pero tiene que ser con herramientas que se autofinancien”. La toma de decisiones sigue siendo el leitmotiv del BI, así lo hace ver Luis Javier Guerrero de Sanitas: “los de negocio piden datos para la toma de decisiones. En TI nos adelantamos y ofrecemos cosas nuevas, más autoservicio, acceso más rápido a la información, descargando el trabajo de menor valor añadido. También estamos incorporando a nuestra base de datos información de social media, escuchando las redes sociales y buscamos ejemplos de Big Data con un ROI. Tratamos de poner en marcha un modelo predictivo sanitario para incluirlo en los planes de salud y ser capaces de mejorar la lucha contra las enfermedades”. Por su parte, Francisco Antón explica que “desde la Fundación Big Data apostamos por que el tema cale poco a poco. Los mensajes los dirigimos a los directores de marketing, contando casos de éxito, iniciativas que les permitan adquirir conocimiento sobre el tema. Estoy convencido de que se va a producir un Big Data as a Service, para que el directivo lo pueda consumir de una manera fácil. En EEUU nos llevan delantera en este tema, pero tampoco han alcanzado la cima”.
Luis Morencos incide en la “dificultad de medir el impacto de estas inversiones cómo hacer visible lo invisible, cómo limito el perímetro de un proyecto. Se debería potenciar el compartir experiencias reales entre distintas compañías de la industria; una manera más eficaz de medir el impacto real. Se podría canalizar a través de fundaciones”. Morencos observa que “muchas compañías de utilities están utilizando Big Data, no para ganar dinero, sino para proyectar una imagen de responsabilidad social corporativa. Como mecanismo de marketing, también funciona”. En última instancia, Concha Cabello señala que su compañía está muy volcada, gracias a la decisión de su CEO, Rosa García -que fuera presidenta de Microsoft-, y ha puesto mucho empeño en estas tecnologías. “Big Data da respuestas a preguntas que la humanidad no tiene todavía”, sentencia Cabello.