Como cada comienzo de año el mercado trae nuevos retos y oportunidades, unas fechas en las que los integradores nos preguntamos cuáles serán las futuras necesidades de nuestros clientes y las tendencias que se desarrollen. La pregunta es clave a fin de adelantarnos a sus necesidades y estar bien preparados, siempre con el sano objetivo de abordar proyectos exitosos cumpliendo con las expectativas de los clientes.
Es indudable que una de las tecnologías protagonistas de este año es el Big Data, su expansión viene dada porque permite explotar el valor de los datos a los que hasta ahora no se les había prestado atención ni podido extraer ningún valor. Por poner algunos ejemplos reales, una empresa podría examinar su histórico de pedidos para saber si tiene a día de hoy algún cliente en riesgo. Otro ejemplo sería la gestión de la Agencia Tributaria que podría -y de hecho va a hacerlo- perfilar a los contribuyentes para descubrir potenciales defraudadores. Otra de sus posibilidades radica en que los datos que generan los sensores de máquinas industriales pueden ser examinados para predecir fallos y mejorar el mantenimiento ya que una parada puede resultar costosa o incluso peligrosa, como ocurre en el sector de la aeronáutica.
Según los últimos datos de Gartner, el mercado europeo de Big Data tuvo en 2017 un tamaño de unos 3.000 millones de dólares, siendo su proyección de crecimiento del 8% hasta el 2020, una cifra en la que coinciden tanto Gartner como la propia Unión Europea. Los datos son públicos y se pueden consultar.
Pero analicemos las partes de un proyecto de Big Data, básicamente consta de tres: la carga de los datos -con un importante componente de preparación y selección de los mismos-, en segundo lugar la modelización, que sería su procesamiento y por último la visualización final, de la que se extraen conclusiones. Existen paquetes específicos para cada una de las fases y al contrario que en otras tecnologías, gran parte puede ser de código abierto, así como las plataformas hardware necesarias pueden ser relativamente económicas o incluso estar en la nube. Por consiguiente, la inversión necesaria podría ser relativamente baja.
En este contexto, la tendencia que se impone es no integrar equipos ni tecnologías nuevas de forma interna sino a externalizar
Todo ello hace que sea posible y hasta recomendable externalizar los proyectos con el objetivo de conseguir resultados rápidos y significativos a problemas de negocio reales. Contrariamente a lo que se podría pensar, un integrador que cuente con un grupo experto en Big Data, pequeño y flexible, será más exitoso que una gran consultora con sus costosos, lentos y complejos contratos. En este contexto, la tendencia que se impone es no integrar equipos ni tecnologías nuevas de forma interna si no a externalizar, minimizando los riesgos del proyecto y acelerando la obtención de valor. La combinación de resultados rápidos, externalización e inversiones relativamente bajas, combinados con respuestas a problemas complejos de resolver por otras vías, dispara el valor de los proyectos de Big Data.
El mercado del Big Data movió 3.000 millones de dólares en europa en 2017
No olvidemos que la casuística es variada dependiendo del sector. Las posibilidades que ofrece abarcan desde analizar las opiniones de potenciales clientes sobre la marca en redes sociales, a la predicción de fallas mecánicas, pasando por la fidelización de clientes existentes o maximizar la rentabilidad de la inversión comercial a través de los distintos canales de venta. El enorme valor que puede generar el Big Data tan solo está comenzando a explotarse. En España contamos con una destacada creatividad y excelentes profesionales cualificados que pueden destacar en este mercado incipiente. Una formación adecuada y una preparación específica para este tipo de proyectos es una ventaja que nuestro país puede aportar dado todo su potencial.
