Desde que el hombre es hombre, ha ido haciendo innovaciones e inventos que han mejorado su vida e impulsado el desarrollo económico y social. Desde la rueda hasta Internet, pasando por la máquina de vapor o la imprenta. El auge de los algoritmos y el advenimiento de la inteligencia artificial, como tantas tecnologías, están impactado e impactarán en muchos ámbitos de nuestra vida. Con estos avances y sus capacidades de automatización, desde hace tiempo se oye hablar de cómo pueden afectar en los puestos de trabajo y la fuerza laboral. Es cierto que algunas profesiones están más amenazadas y corren el riesgo de desaparecer, como en su momento ocurrió con los serenos. La diferencia ahora es que la tecnología es tan transversal que quizá todas las profesiones, tal y como las conocemos ahora, se verán alteradas de una manera u otra por la llegada de estos algoritmos. Algo que, por otra parte, no tiene por qué ser obligatoriamente malo. Más bien al contrario. Al igual que los tractores mejoraron la vida del campo, los algoritmos también nos harán la vida más fácil.
De hecho, el Fondo Económico Mundial ha elaborado un reciente estudio sobre el efecto que tendrán estas tecnologías en la economía mundial y en la fuerza laboral. Sus conclusiones son claras: la inteligencia artificial (AI), el aprendizaje automático, los robots (RPA), los algoritmos y la automatización serán positivos en el empleo, ya que se espera que se creen 133 millones de nuevos empleos para el año 2022, frente a los 75 millones de empleos que podrían eliminarse. Pero, al mismo tiempo que aparecerán también nuevas profesiones que quizá ahora no somos ni capaces de imaginar, la opción es siempre adaptarnos a estos nuevos cambios. Los trabajadores que mejor responderán a estos cambios son aquellos que adquieran estas nuevas aptitudes. Todo es cuestión de actitud. Los negocios y las empresas, de cualquier tipo de industria, necesitan cada vez más estos perfiles transversales, especialistas en determinadas áreas de negocio, pero con conocimientos tecnológicos que les permitan desenvolverse en estos entornos cada vez más competitivos y avanzados. No se trata ya tanto de hacer distinción entre letras y ciencias. Entre matemáticos o filósofos. Tanto unos como otros deberán tener habilidades que hasta ahora parecían de otros campos ajenos a su especialidad. Del mismo modo que todos sabemos leer y escribir y sabemos utilizar un bolígrafo o un teclado, deberemos ser capaces de utilizar herramientas tecnológicas que ahora parecen novedosas pero que serán un estándar antes de que queramos darnos cuenta.
El informe del Fondo Económico Mundial subraya esta idea: tenemos apenas tres años para hacer esta adaptación tecnológica si queremos sobrevivir al tsunami laboral que estos algoritmos van a provocar. Y es que para 2022, las habilidades requeridas para realizar la mayoría de los trabajos habrán cambiado significativamente.
Las empresas necesitan cada vez más perfiles transversales, especialistas en determinadas áreas de negocio con conocimientos tecnológicos
Aprendizaje constante
Así pues, aquello de la formación constante se vuelve más vital que nunca. Incluso para estos perfiles más técnicos. Cobol y Pascal pudieron ser los lenguajes que aprendieron en la universidad, pero conocer Python, Java o HTML entre muchos otros, es ahora vital. Independientemente de si es mucho o poco tiempo, es evidente que los humanos estaremos siempre en aprendizaje constante, siendo ‘aprendices de por vida’. No en vano, el citado informe calcula que, de media, cada uno de nosotros necesitaremos 101 días de reentrenamiento y capacitación hasta 2022.
La responsabilidad también recae en las empresas: quienes no tengan a estos trabajadores cualificados (por contratación o por formación en su plantilla laboral) sufrirán en este entorno cada vez más competitivo. Algo que aplica desde el primero hasta el último trabajador. Hasta la Dirección General. En DXC también estamos comprometidos con la formación y preparación para estos nuevos escenarios. Por eso recientemente ampliábamos nuestro acuerdo con la Universidad de Oviedo para ofrecer nuevas opciones de estudio de Cátedras relacionadas con estas tecnologías que están ya impactando en los trabajos que todos tenemos la oportunidad de desempeñar. La IA ha llegado para quedarse. Que sepamos, tenerla de compañera de baile va a depender más de nuestra actitud que de nuestras actuales aptitudes. La música ha empezado ya a sonar. ¿Preparados para bailar?