Establecer una estrategia de automatización debería ser la decisión más sencilla que puede tomar un CIO. Se ha demostrado que incrementa la velocidad y la agilidad y que mejora las experiencias de los clientes. Entonces, ¿qué razón puede haber para no ponerla en marcha?
Lo que sobre el papel resulta un proyecto atractivo y de fácil ejecución, en la realidad se convierte en un desafío por el choque ‘generacional’ entre los procesos de negocio obsoletos y las tecnologías emergentes. Los beneficios de la automatización son evidentes, pero el desconocimiento a la hora de conseguirlos diluye el optimismo inicial. De hecho, según un estudio de Gartner, el 59% de los profesionales de TI participantes señaló que su organización de TI no está preparada para el negocio digital de los próximos dos años. La complejidad del proceso y el desconocimiento acaban lastrando la capacidad operativa de las empresas, que se ven incapaces de afrontar los cambios para cubrir las necesidades de sus clientes y estar a la altura de sus competidores.
Por eso, ahora más que nunca es necesario apostar por la innovación, superar los miedos y crear un entorno empresarial que abrace la gestión de procesos de negocio (BPM), la inteligencia artificial (AI), la automatización robótica de procesos (RPA) y que sepa implementar y aprovechar los beneficios de la realidad virtual (VR), la realidad aumentada (AR) o los chatbots.
El sector seguros, por poner un ejemplo, ilustra la realidad que estamos analizando. Hasta ahora, los clientes tienen que llamar a su aseguradora para informar sobre un accidente y, después, un perito programa una cita para valorar los daños sufridos por el coche. Una vez que se han valorado los daños, se procesa la reclamación. Es un proceso largo y costoso que resulta tedioso tanto para la aseguradora como para el cliente. ¿Y si automatizáramos los procesos intermedios? Los beneficios en materia de tiempo, costes y satisfacción del cliente serían probablemente sustanciosos.
Por desgracia, un equipo de TI típico no puede programar lo suficientemente rápido y desplegar aplicaciones tan revolucionarias como estas. Es necesario disponer de un acceso a los datos de forma segura y rápida y de una integración efectiva que facilite la ejecución y la colaboración. Sin embargo, estas premisas distan mucho de una realidad donde las empresas tienen que lidiar con cientos de sistemas TI, a menudo distintos entre sí. Es aquí donde el uso del Low-Code cobra sentido, facilitando gestiones y automatizaciones que, de otra manera, resultarían frustrantes y desalentadoras. En condiciones normales los programadores tienen que dedicar horas a codificar y crear las aplicaciones manualmente, por no hablar del tiempo que dedican al tedioso trazado de datos. La situación cambia de forma radical cuando, combinando BPM, AI y RPA en una plataforma de desarrollo Low- Code, las organizaciones pueden conseguir aplicaciones más rápido que nunca.
Es fácil deducir, por tanto, que una plataforma empresarial que integre software BPM, AI y RPA puede aportar muchos beneficios empresariales, especialmente si nos servimos del Low-Code para hacer que estas tecnologías sean más rápidas y fáciles de implementar. Entre otros beneficios, la unión del BPM, la AI y la RPA simplifica la monitorización y el control de las tareas y permite combinar los sistemas legados con las nuevas tecnologías.
Esta es solo una pequeña muestra de lo mucho que se puede conseguir apostando por innovaciones como el intelligent automation. No debemos olvidar que la transformación digital es una oportunidad, y cada vez más un requisito para aquellas empresas que quieran seguir creciendo y ofreciendo una propuesta de valor distinta a la de sus competidores.