Se calcula que la inversión de las empresas en infraestructura de datos y nuevas tecnologías aumentará del 10 al 15% en los próximos dos años debido a la inmensa cantidad de información que generan los usuarios y de la cual queremos obtener un retorno. Las organizaciones necesitan racionalizar la gestión de los centros de datos y hacer frente a algunas de las enormes ineficiencias que se dan en la actualidad, evitando a su vez que los profesionales de TI dediquen sus días a ajustar manualmente sus infraestructuras, ya que esto supone una gran pérdida de tiempo y recursos.
Gartner le pone precio a los tiempos de inactividad de la red y afirma que para una compañía el coste es de unos aproximadamente 42.000 dólares por hora a nivel mundial. Por otro lado, asegura que el tiempo medio de caída de los sistemas de las empresas es de 175 horas al año, con lo que fácilmente podría suponer pérdidas de millones para las organizaciones. Además, hay que tener en cuenta el daño de reputación que implica, así como la pérdida de clientes que se produce al mismo tiempo. Enterprise Storage Group (ESG) estima que prácticamente la mitad de las grandes empresas (45%) utiliza más de 500 aplicaciones, que deben ejecutarse a niveles de rendimiento óptimos, lo que requiere una gran cantidad de intervenciones manuales.
Dada esta situación y la creciente complejidad de las tecnologías asociadas a la gestión de los datos, lo que se necesita es una nueva generación de soluciones de gestión que liberen a los administradores del arduo trabajo diario a través de la automatización y el análisis. Esto también es conocido como el centro de datos autónomo.
Impacto en el negocio
Las infraestructuras diseñadas teniendo en cuenta la inteligencia artificial (IA) son capaces de detectar automáticamente y de manera autónoma fallos de funcionamiento, cuellos de botella o configuraciones defectuosas, además de tener en cuenta los problemas encontrados para evitar su repetición y realizar sugerencias de mejora de modo proactivo. Estos sistemas de IA reconocen patrones de datos que mejorarán la infraestructura TI resolviendo incidencias que puedan surgir y proponiendo nuevas formas de optimizar y mejorar los procesos. Esto se traduce en un impacto positivo en el negocio, en la eficacia de los recursos tecnológicos y, en última instancia, en la experiencia del cliente. De esta manera, la inteligencia artificial libera al personal de TI de una gran cantidad de trabajo manual y elimina también las conjeturas a la hora de gestionar la infraestructura.
Los sistemas de IA reconocen patrones de datos que mejorarán la infraestructura TI, proponiendo nuevas formas de optimizar los procesos
Algunas estadísticas muestran que, utilizando este motor de análisis predictivo, los clientes resuelven el 86% de los problemas antes de que el negocio se vea afectado. Para el 14% restante, el usuario tiene acceso inmediato a ingenieros con experiencia en la materia, que pueden ayudarle a encontrar una solución lo más rápidamente posible. Del mismo modo, los datos de ESG muestran que el 70% de nuestros clientes que ya utilizan esta tecnología pueden resolver problemas o averías en menos de una hora, y que hasta un 26% de ellos los han resuelto en menos de 15 minutos. Para poner las cosas en perspectiva, con el enfoque convencional de la gestión del centro de datos, se necesita una media de 84 minutos para que un tercio de los usuarios (32%) consiga que su problema se escale a un ingeniero con el nivel necesario de experiencia y conocimiento para poder resolverlo.
Por lo tanto, con el uso de la inteligencia artificial en la gestión de la infraestructura del centro de datos, las organizaciones serán capaces de predecir, prevenir y resolver problemas más rápido que nunca, esto da lugar a un aumento significativo de la eficiencia, consiguiendo mejoras operativas y una infraestructura más inteligente y fiable. Y lo que es más importante, los negocios podrán minimizar las interrupciones en su servicio y acelerar el tiempo de resolución de los problemas de TI, permitiendo a sus equipos de tecnología centrarse en tareas que añadan valor y mejoren la calidad de la experiencia del cliente.