El Centro de Biología Molecular Severo Ochoa ha instalado un sistema de computación avanzado IBM Power System AC922 con dos procesadores IBM POWER9, el mismo utilizado en Summit, el superordenador más potente del mundo, así como en MareNostrum, el superordenador más potente de España. El sistema, especialmente diseñado para su uso en analítica e inteligencia artificial de alto rendimiento, permite a los biotecnólogos simular de forma virtual el comportamiento de posibles fármacos tal como lo harían en la vida real, a una velocidad inalcanzable con técnicas de laboratorio clásicas.
Desde hace años, algunos científicos llevan a cabo experimentos con ordenadores donde se simulan las características de las células del cuerpo humano, se reproduce el fallo molecular que ha provocado una enfermedad y se intenta corregir introduciendo simulaciones de combinaciones químicas que podrían llegar a convertirse en medicamentos. Esta forma de trabajo se conoce como la ‘experimentación in silico’ y utiliza supercomputadores que comprueban el funcionamiento de millones de compuestos químicos hasta dar con uno que consiga ayudar a mejorar la salud del paciente, en espacios de tiempo imposibles de alcanzar con la experimentación manual.
Síndrome Cornelia de Lange
En concreto, es así como se trabaja en el laboratorio de Modelado Molecular del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa, centro perteneciente a la Universidad Autónoma de Madrid y al Consejo Superior de Investigación Científicas. Aunque también realizan otras investigaciones, los científicos de este laboratorio están especialmente centrados en estudiar una de las enfermedades más raras que se conocen, el Síndrome de Cornelia de Lange, causado por una alteración genética de la cohesina (complejo proteico presente en el cuerpo humano) que impide el correcto desarrollo físico e intelectual.
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Mediante simulación en el superordenador IBM POWER9, los biotecnólogos del Centro están analizando el comportamiento de diferentes compuestos químicos (posibles futuros fármacos) con la cohesina con la intención de observar si logra corregir su comportamiento “defectuoso” que da lugar al síndrome de Cornelia de Lange. “La ventaja de hacerlo in silico es que podemos simular los comportamientos de millones de posibles fármacos tal como lo harían en la vida real, hasta dar con el más óptimo, a una velocidad imposible de hacer con técnicas de laboratorio clásicas a una escala tan grande”, asegura Paulino Gómez-Puertas, científico titular del CSIC. Y añade “para conseguirlo, se necesita la enorme capacidad de análisis del ordenador más potente del mundo”.