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¿Qué hace un analista de datos?
Al día de hoy, las empresas se han dado cuenta de que buena parte de su futuro depende de los datos que atesoran, de cómo los gestionan y de su capacidad para leerlos y conocer las tendencias que se están produciendo en el mercado y los cambios de hábito de sus clientes, para dar con los productos y servicios más demandados y rentables. Sin embargo, para llevar a cabo esta revolución del dato las compañías necesitarán perfiles profesionales que hasta hace poco ni siquiera existían y que ahora, y con cierta urgencia, tanto las universidades como las propias compañías se afanan en propiciar. El más buscado es el del data scientist, o analista de datos. De hecho, The New York Times ha calificado esta profesión como “la más sexy del siglo XXI”.
Según el MIT, menos del 0,5% de todos los datos que se generan en las compañías son analizados al día de hoy. Además, se sabe que hasta un 80% de la información corporativa es desestructurada, es decir, que no reside en las bases de datos habituales. Emilio Soria, director académico de MBIT School, proclama que el perfil del analista de datos va a estar implicado en todos los cambios sociales, económicos e incluso políticos que se van a producir en los próximos años.
¿Qué se necesita para ser un analista de datos?
Un buen analista de datos en teoría debe compendiar conocimientos de matemáticas, estadística y programación, y conocer también muy al detalle el sector de actividad de la compañía para la que trabaja, además de ser buen comunicador para convencer al cuadro directivo del valor de sus pesquisas. Y para qué servirá todo eso. Pues para encontrar patrones que se pasan desapercibidos y pueden ayudar a mejorar las ventas o cambiar para bien los procesos de negocio.
Diego Rojo, que ha formado a universitarios en visualización de datos, dice que un científico de datos tiene como misión “generar valor a partir de grandes volúmenes de datos”, y para ello debe saber “extraer, entender, limpiar y aplicar técnicas analíticas y de machine learning” con el fin de poder apoyar la toma de decisiones en su organización. Emilio Soria, catedrático de la Universidad de Valencia y que lleva 25 años investigando el análisis de datos, sugiere que el analista deberá dar respuestas a través del análisis de la información, pero también “generar nuevas preguntas”, y dice que será clave a la hora de definir el plan de negocio y estimar la demanda de los productos y servicios.
En un banco, por ejemplo, un analista de datos podría identificar a futuros clientes morosos analizando muchas variables, o localizar a otros que podrían, por su historial, contratar un fondo de pensiones. En el sector público, por poner otro ejemplo, un buen analista de datos podría decirnos, después de analizar una buena cantidad de variables, qué estudiantes están más en riesgo de abandonar sus estudios y tomar medidas preventivas. De esta manera se podría suavizar el problema del fracaso escolar, un tema peliagudo en España.
Un analista de datos de película
En la películaThe big short(La gran apuesta se tituló en español), que analizaba los orígenes de la crisis hipotecaria en Estados Unidos, uno de los personajes era un peculiar analista de datos interpretado por Christian Bale que mucho tiempo antes de que el sistema colapsara se dio cuenta de que el desastre estaba por llegar. Y lo hizo analizando largas listas de datos sobre hipotecas en las fases previas a la crisis. Y, por supuesto, se hizo multimillonario con su apuesta por la caída del mercado del ladrillo cuando nadie, ni el más pesimista, cuestionaba sus fundamentos.
Según el experto Felipe Ortega, de la Universidad Rey Juan Carlos, el científico de datos deberá ser una persona “curiosa, creativa, innovadora, incluso desafiante, capaz de enfrentarse al statu quo imperante”. En la línea del personaje encarnado por Christian Bale, que obligó a su firma de inversión a apostar contra el negocio hipotecario cuando más réditos ofrecía y tuvo que aguantar por ello muchas presiones y un clima hostil.
Los sectores más necesitados de analistas de datos
Los sectores que, en principio, más van a aprovecharse de los analistas de datos son los que atienden a millones de clientes y están muy cerca de ellos. Estamos hablando de operadoras de telecomunicaciones, empresas de energía, bancos, aseguradoras, grandes cadenas de retail o firmas turísticas. Un estudio de Good Rebels asegura que grandes compañías como Santander, BBVA, Telefónica, Bankinter, Sabadell, el buscador de viajes Kayak o Amadeus ya están invirtiendo en estos perfiles y construyendo servicios para vender a terceros.
“Son las áreas comerciales, de marketing y las que están en contacto con el cliente las que más están empujando para la contratación de data scientists en las empresas”, explica Emilio Soria. En BBVA, por ejemplo, han desarrollado la herramienta Commerce360, que extrae datos agregados y anónimos de pagos con tarjetas del banco y los pone al servicio de cualquier negocio. Por su parte, Telefónica ha desarrollado Smart Steps, un programa de geomarketing que usa datos procedentes de su red de telefonía móvil y permite sacar tendencias y patrones de comportamiento en un área determinada. SmartSteps puede interesar a firmas de viajes, turismo, transporte o publicidad exterior. También puede servir a las administraciones públicas a la hora de gestionar el tráfico o encargar la construcción de una infraestructura de transporte.
Los salarios de un analista de datos
La escasez de ciertos perfiles tecnológicos está teniendo un efecto inflacionario en los salarios. Está pasando en el mundo de la programación o la ciberseguridad, pero sobre todo en el ámbito del big data, el business intelligence y el análisis de datos. Diego Rojo confirma que la demanda de analistas de datos es superior a la oferta en España, y eso es en parte así porque este perfil debe aunar conocimientos matemáticos, informáticos y de negocio, lo que no es tarea sencilla. Por eso el salario de un analista de datos, un data scientist o un especialista de big data suele ser alto.
Según el portal de empleo Glassdoor, el sueldo medio de un analista de datos en España ronda los 30.000 euros anuales. Esto supone aproximadamente 6.000 euros más que el salario medio anual de los españoles. Otro portal de información de empleo como Indeed sitúa el salario promedio de un data scientist en los 32.100 euros. Mientras tanto, Jobted eleva la retribución media de un analista de datos o consultor de big data en los 39.800 euros al año, para una horquilla que por la parte alta puede llegar a los 80.000 euros al año, y que por la parte baja empieza en los 22.700 euros anuales.
Dónde estudiar para ser analista de datos
Poco a poco van surgiendo grados y cursos específicos en los que se pueden formar los futuros analistas de datos. Y hoy se puede decir que la oferta académica es bastante amplia. El ESIC, por ejemplo, ofrece un grado oficial en “Datos y analítica de negocio”. La UNIR, una universidad que es completamente online, también ofrece grado en Ciencia de Datos. Es el caso también de la UOC, otro centro universitario de formación a distancia, que dispone del grado de Ciencia de Datos Aplicada. Universidades más tradicionales también disponen de grados de este tipo, como la Autónoma de Madrid, o la Carlos III de Madrid.
Las habilidades del científico de datos
–Estadística y matemáticas. Debe ser capaz de analizar bases de datos, construir modelos, hacer previsiones estadísticas y distinguir lo representativo de lo que no es.
–Tecnología. Debe ser capaz de diseñar algoritmos y manejar múltiples lenguajes informáticos y bases de datos.
–Analítica de negocio. Deberá conocer bien el sector y la actividad de la empresa para la que trabaja. Sólo así será capaz de saber qué problemas son factibles de ser resueltos mediante el tratamiento de datos.
–Comunicación. Transmitir el resultado de su trabajo a los directivos de la compañía le exigirá convicción. Además, tendrá que tener capacidad para divulgar sus resultados a mandos sin formación técnica.
–Otras capacidades. Se le suponen también cualidades como: creatividad, intuición, flexibilidad, curiosidad, empatía y pragmatismo.