Las TI son una herramienta
Las TI han pasado de ser un elemento capaz de proporcionar ventaja competitiva a convertirse en “utilities”, e incluso “commodities”. Algunos autores hablan de Tecnologías Invisibles, sólo percibidas si causan perjuicios al no funcionar bien.
Lo que no ha cambiado es que las TI son una herramienta: un medio para conseguir un fin. Y no tendría sentido crear ni usar una herramienta que no resolviera una necesidad.
Así pues, en el futuro próximo el 99,99% de la población sólo se deberá preocupar de cómo usar mejor las TI para conseguir sus fines: encontrar pareja, aumentar beneficios, reducir costes y riesgos…
Los jóvenes que entrarán en el mercado laboral la próxima década son la primera generación de la “era de la aplicación”. Ya conocen las herramientas, saben manejarlas y no se preocupan por cómo están hechas. Han crecido con ellas y tienen una gran intuición que les permite comprenderlas de manera natural. Su reto será conseguir beneficios con su aplicación, y eso es para lo que deberán estar preparados.
La revolución de la economía
Estamos en la era de la economía digital donde los procesos de negocio están cada vez más automatizados y se requiere menos intervención de las personas. Seguiremos necesitando personas para realizar tareas tangibles como hacer la cama del hotel, pero la mayor parte de la economía está basada en los servicios , que por definición son intangibles: consultar la disponibilidad de habitaciones del hotel o hacer una reserva son actividades que ya no requieren intervención manual.
El impacto de las TI sobre la economía es comparable al de la revolución industrial. Su uso hace a los trabajadores más productivos, con incrementos anuales de la producción por hora trabajada entre un 2% y un 4% anual según el sector. En un mundo en el que no es asumible un incremento continuo de la producción del 3% anual, si el consumo se estanca, en 20 años se requerirá solo la mitad de trabajadores que en la actualidad. En las economías desarrolladas el número de puestos físicos de trabajo está disminuyendo, y esto sucederá también en las economías china e india según éstas se basen cada vez más en los servicios.
El cambio de paradigma de las TI
Por todo lo anterior, el panorama del sector TI cambia de manera cada vez más acelerada. En pocos años las empresas clientes reducirán drásticamente el número de empleados internos de TI, contratarán más consultores externos y sus recursos estarán dedicados a las aplicaciones, los dispositivos de acceso y los servicios en la nube .
Esquemáticamente, las TI evolucionarán probablemente de la siguiente forma:
Los productos:
• Las infraestructuras TI no desaparecerán, pero se difuminarán (en las nubes)
• Las aplicaciones serán la parte importante y diferenciadora; la gran mayoría de empresas proveedoras de TI construirán aplicaciones web y aplicaciones móviles.
Las personas:
• Los profesionales técnicos que construyen, operan y administran infraestructuras serán menos y se concentrarán en unas pocas empresas proveedoras.
• Los técnicos de soporte tendrán menos sentido: las infraestructuras estarán en los proveedores de la nube, los dispositivos de usuario no serán reparados sino sustituidos por otros, y los usuarios no necesitarán soporte técnico porque dominarán nativamente las tecnologías.
• La mayoría de los profesionales de TI se dedicarán al desarrollo de las aplicaciones y a garantizar y mejorar su usabilidad y su utilidad.
• Se necesitará integración entre los sistemas de información de diferentes plataformas (o nubes), dando lugar al concepto de “Sistema de Sistemas” y a un nuevo rol enfocado a comprender, implementar y optimizar los flujos de integración entre sistemas.
• Y el resto de profesionales deberán reciclarse en gestores de proyectos de su propia organización, o en consultores externos.
El papel de gestores de proyectos es el que está asumiendo buena parte de los CIO de compañías que han perdido sus centros de decisión locales, que sobreviven sin formar parte de un departamento de TI central, analizando los requerimientos del negocio para ayudar a tomar las decisiones correctas en el uso e implantación de las TI y controlando la ejecución por empresas externas de los proyectos de implantación, siendo el contacto del cliente con los proveedores de infraestructuras, aplicaciones y consultores externos.
En el futuro su papel será menos la gestión de proyectos de implantación y más el entender los requisitos del negocio, comunicarlos y priorizarlos, e investigar y aconsejar sobre las aplicaciones y el modelo de externalización más adecuados.
En cuanto a los consultores, sólo las grandes empresas podrán permitirse tenerlos en plantilla. Será más barato y cómodo disponer de ellos cuando sea necesario, consiguiendo los expertos a través de las grandes consultoras, los propios proveedores de las nubes y profesionales independientes. En nuestro mercado, con más del 98% de PYMEs, es probable que la contratación mayoritaria sea de estos últimos, por proximidad y agilidad así como por sus menores costes.
Los nuevos profesionales
Surgirán nuevos perfiles profesionales, porque la información será abundante en exceso y el problema será buscar y saber interpretar aquella que sea transcendente de entre toda la que habrá dispersa, escondida, desactualizada, incoherente, errónea, etc. Así, aparecerá la nueva función de
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</strong>Como las TI, la información será una herramienta usada para conseguir un fin. Lo más crítico será saber qué información es relevante para que el negocio tenga éxito. Por ejemplo, para que el CEO sepa cómo aumentar las ventas de un producto en una zona, o superar a la competencia en un sector. Serán los responsables de las unidades de negocio los que determinen, quizás apoyados por consultores externos, qué información necesitan para contestar esas preguntas y establecer estrategias adecuadas, a partir de datos internos de la compañía e información externa comercializada por empresas “pescadoras” expertas en capturar la información de las personas al respecto de consumo, costumbres, desplazamientos, preferencias, etc. Esto es lo que aquí denominamos “selección de la información”, y su clave conseguir separar el grano de la paja para tomar decisiones.
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Una vez sabemos qué información necesitamos, habrá que encontrarla, depurarla, combinarla y presentarla para, minimizando el riesgo de errores, tomar las mejores decisiones. Ese será el papel del “compositor de información”.<br />
Este profesional deberá bucear en: la información interna de la compañía, del negocio, de funciones de soporte (entre otras, el área TI), de la actividad de los empleados y los socios en las cadenas de valor; la información externa: demográfica, económica, legal, etc.; y la información de los medios sociales: redes sociales, buscadores, grupos de interés, asociaciones de consumidores y usuarios, etc. Este cruce de datos externos sobre los hábitos, preferencias y volúmenes de consumo con los datos internos relacionados con la producción y oferta de productos y servicios será lo que permita relacionar de forma global la oferta con las necesidades de consumo, dando lugar al Lean Consumption .
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No hablamos <strong>de expertos en BI o minería de datos;</strong> el problema a resolver no es técnico, sino aportar inteligencia y sentido común para entender las relaciones entre informaciones, priorizar su importancia relativa, y asegurar que los “números” obtenidos tienen valor y sentido. Y eso requiere gran conocimiento del negocio, visión global y experiencia.
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<strong>¿Quién liderará el cambio?</strong><br />
Los actuales departamentos de TI ya no se consideran la cuna de la innovación y el liderazgo del negocio. Muchos se están rezagando en la carrera que la sociedad está corriendo gracias a los enormes y rapidísimos avances en la historia de la tecnología .
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Las encuestas muestran que la mayoría de los actuales CIO tienen un foco interno y su comportamiento es evolutivo. En cambio, el mundo se mueve en otra dirección: las plataformas cambian (movilidad, cloud), los canales de comunicación se reinventan (web, móviles, redes sociales), los consumidores exigen personalizar al extremo los productos y servicios, pertenecen a la nueva generación nativa digital, y los datos proliferan (aplicaciones, dispositivos, sensores). Por usar siglas de moda, en vez de formalizar y gestionar procesos internos con ITIL® deberíamos aprovechar CobiT™ para gobernar las TI según los objetivos del negocio; en vez de gestionar proyectos según PRINCE2®, aprovechar Val-IT™ para optimizar el valor obtenido de las iniciativas de TI; y en vez de usar la estadística de Six Sigma para reducir errores en los productos, aplicar Lean SM™ a la gestión de servicios para reducir costes e incrementar el valor aportado.<br />
En este punto los profesionales de TI debemos decidir entre liderar los modelos de negocio y la evolución de las organizaciones, o quedarnos reducidos a una “commoditized utility” mientras los responsables del negocio piensan en cómo avanzar y adaptarse a los nuevos tiempos.<br />