El reconocimiento a las figuras que han impulsado la evolución en las áreas técnicas, como las ingenierías, las matemáticas o la informática, ha sido nimio a lo largo del tiempo. Si diversos estudios vienen demostrando la importancia de contar con referentes que guíen y animen a las nuevas generaciones a seguir su ejemplo, es comprensible que en las STEM (Science, Technology, Engineering and Mathematics, por su denominación en inglés), aún les sea complicado atraer al talento joven. Además, en el caso de las mujeres esta dificultad se multiplica debido a que su representación en estos ámbitos ha sido residual durante la historia, y las profesionales que han marcado hitos en estas materias han contado con muy poca repercusión.
Del total de mujeres dedicadas a las TIC, solo el 10% nos estamos labrando el camino en ciberseguridad
En este sentido, Marina Egea, directora del Máster Indra en Ciberseguridad de U-tad y Head del Tiger Team de Minsait (Indra), lo resume así: “El mundo de la ciberseguridad capta la atención de una parte de los estudiantes del área de Tecnologías de la Información, por lo tanto, si esta área ya atrae a pocas mujeres de por sí, imagina cuántas acaban especializándose en ciberseguridad”, y la conclusión es que “insuficientes”. La baja repercusión social directa de su trabajo que perciben los técnicos de ambos sexos y la baja autoconfianza con la que muchas profesionales afrontan la entrada a un mundo que pueden llegar a considerar hostil para ellas, son algunas de las principales razones que apunta Egea para la escasa presencia femenina en estos campos.
Puede acceder al artículo completo en el número 770 de Computing a través del Kiosko BPS.