Vivimos en una era digital, en la que cada vez más aspectos de nuestra vida están marcados por la tecnología. Smartphones, tablets o dispositivos de almacenamiento como USBs y discos duros se han convertido en herramientas cotidianas, ya sea para comunicarnos con la familia, para mantener activa nuestra vida social, para guardar nuestros recuerdos o para trabajar. Estamos cada vez más informatizados y, sin embargo, a pesar de que las nuevas generaciones son cada vez más tecnológicas, no existe una cultura que fomente la educación en protección de datos y seguridad.
A lo largo del último año, tras la implantación del Reglamento General de Protección de Datos, se ha hablado mucho sobre establecer buenas prácticas de protección de la información. En este sentido, uno de los dispositivos más vulnerables y peligrosos son los USB. Desde Kingston hemos llevado a cabo una encuesta que indica que el 71% de los usuarios en España ha perdido al menos una vez un USB sin protección con información privada. Además, el hecho de que casi el 50% de la población utilice un mismo dispositivo para fines laborales y personales supone un gran riesgo también para la información corporativa y la seguridad de la empresa. Este tipo de datos pone de manifiesto la necesidad de educar en seguridad de la información al usuario, para que entendamos el verdadero valor que tiene.
El cifrado de datos es una de las medidas más útiles para la protección de información, debido fundamentalmente a su sencillez a la hora de implementarse y a lo fácil que es su uso. Por ese motivo, el cifrado de datos es uno de los primeros pasos que debemos dar a la hora de protegerlos, edificando así los primeros niveles de seguridad de la información.
Además, existen otras medidas preventivas como el análisis regular de los dispositivos o el uso de software de gestión de información
La formación en cifrado es, por tanto, no sólo fundamental para el presente, sino también una apuesta de futuro. Para ello, además de incluir en el programa educativo el uso de dispositivos electrónicos, es igualmente necesario inculcar una cultura basada en el aprendizaje de medidas de seguridad y protección de datos. De esta forma, no sólo se trabajan las capacidades tecnológicas en cuanto al uso de nuevos dispositivos, sino que también se fomenta el talento y los conocimientos necesarios para la protección de la información personal en un mundo cada vez más digitalizado en el que el cifrado se está convirtiendo en un gran aliado.