La crisis de la Covid-19 ha puesto en jaque la estructura analógica de la banca tradicional. El parón sin precedentes que sufrió la economía global durante el estado de alarma, hizo que los bancos tuvieran que acelerar sus procesos de digitalización para poder mantenerse operativos en un escenario marcado por las restricciones sanitarias y el distanciamiento social. Sin embargo, este paso repentino hacia la transformación digital se ha visto entorpecido por la ciberdelincuencia, cuya propagación ha ido en aumento desde el inicio de la pandemia. Aunque ningún sector está exento de ser víctima de estos delitos, el riesgo cibernético es particularmente crítico para la banca. Por eso, en N26 creemos que es importante que durante este Mes Europeo de la Ciberseguridad aprovechemos para reflexionar acerca de estas nuevas amenazas. Al fin y al cabo, nuestra prioridad número uno es la misma que la de cualquier gran banco global: garantizar la seguridad de nuestros clientes y de su dinero.
Ante el aumento global de los ataques cibernéticos, está claro que el único blindaje frente a la amenaza es tomar medidas preventivas y, para ello, la inversión en tecnología y seguridad juega un papel determinante
Desafortunadamente, los ciberdelincuentes han aprovechado la situación de incertidumbre y vulnerabilidad generada por la crisis sanitaria, para tratar de sacar rentabilidad económica y engañar a la gente a través de correos electrónicos fraudulentos (phishing), sms y llamadas telefónicas. De hecho, los ataques de phishing relacionados con el coronavirus se multiplicaron por 6 durante el mes de marzo, y firmas como IBM llegan a cifrar el aumento global de las estafas de phishing y el ‘spam’ en torno al 6.000% desde el inicio de la pandemia, lo que da una idea de la magnitud de la amenaza. Y es que las técnicas que utilizan los ciberdelincuentes son cada vez más variadas y sofisticadas. En N26 hemos identificado las estafas más frecuentes relacionadas con los servicios bancarios online, que además del phising incluyen tácticas de ingeniería social, ofertas falsasde empleo a través de las cuales obtienen información personal de los candidatos, el uso de cuentas bancarias con identidades suplantadas para cometer fraude en el mercado y el robo de datos de grandes empresas para acceder a los datos confidenciales de los clientes y poder usarlos para seguir cometiendo actividades delictivas.
Ante el aumento global de los ataques cibernéticos, está claro que el único blindaje frente a la amenaza es tomar medidas preventivas y, para ello, la inversión en tecnología y seguridad juega un papel determinante. Desde N26, llevamos años realizando numerosas inversiones en seguridad y prevención del fraude, poniendo el foco en la seguridad y la protección en un entorno de banca 100% online. Como líderes y pioneros en banca digital, para nosotros lo más importante es poder garantizar la protección y formación de nuestros clientes para que se sientan seguros en todo momento mientras utilizan nuestros servicios de banca online. Invertimos sobre todo en inteligencia artificial y en herramientas tecnológicas que nos permiten desarrollar modelos estadísticos y algoritmos avanzados para monitorizar e identificar conductas fraudulentas en tiempo real. Esto supone una importante ventaja frente a nuestros competidores, ya que somos capaces de detectar la amenaza en el momento en que se está produciendo y, por tanto, tenemos una capacidad de reacción superior.
En definitiva, el camino hacia la transformación digital y la protección frente al cibercrimen ha demostrado ser más complejo de lo que parece, sobre todo para los grandes bancos tradicionales que han tenido que realizar enormes inversiones para adaptar su legado y tradición analógica a las nuevas amenazas del mundo digital. Precisamente ahí es donde la banca online de nueva creación tiene mucho terreno ganado, ya que por nuestra naturaleza 100% móvil, no tenemos que realizar ningún cambio para poder operar de forma digital. Los challenger banks seguimos demostrando, año tras año, que sabemos adaptarnos de forma rápida, ágil y dinámica a cualquier cambio y seguir estando a la altura de las expectativas de todos nuestros clientes.
Durante los últimos meses, el ecosistema bancario se ha visto obligado a evolucionar para adaptarse a un nuevo mundo, en un contexto en el que cada vez más clientes de todas las edades y perfiles recurren a la banca online. La digitalización ha sido capaz de transformar nuestros hábitos de consumo y nuestros comportamientos financieros, pero también ha traído nuevos riesgos. Es fundamental que las entidades podamos dar una respuesta ágil y contundente a estas amenazas para que los clientes comprendan una realidad: la banca online no solo es más sencilla, transparente y eficiente. Es, también, la más segura.
