Check Point Research ha detectado un cambio en los ciberataques de ransomware. Desde finales de 2020 y principios de 2021 ha surgido una nueva cadena de ataques, esencialmente una expansión de la técnica de doble extorsión, integrando una amenaza adicional y única en el proceso que se conoce como ransomware triple extorsión.
El éxito de la doble extorsión a lo largo de 2020, sobre todo, desde el estallido de la pandemia de la Covid-19, es innegable. Aunque no todos los incidentes y sus resultados se divulgan y publican, las estadísticas recogidas durante en los últimos meses reflejan la prominencia de este vector. En la actualidad, el pago medio de rescates por parte de las empresas ha aumentado un 171% en el último año, algo preocupante si se tiene en cuenta que ha costado 310.000 dólares de media a cada compañía atacada. Las fugas de datos han sido la principal consecuencia para más de 1.000 compañías que se negaron a cumplir con las peticiones de rescate en 2020.
Casi el 40% del total de las familias de ransomware de nuevo descubrimiento incorporan la infiltración de datos en su proceso de ataque
Como resultado del éxito logrado, casi el 40% de las familias de ransomware recién descubiertas incorporan la infiltración de datos. Y es justo por la notoriedad de los resultados de este ciberataque, que combina la filtración de datos y el ransomware, que los ciberdelincuentes están esforzándose cada día para seguir buscando métodos que mejoren sus estadísticas de cobro de rescates y la eficiencia de la amenaza.
Triple extorsión: robo de datos, recompensa económica y chantaje a los clientes
El primer caso notable de la triple extorsión fue el golpe que ha sufrido la clínica Vastaamo, que se produjo en octubre de 2020. Esta clínica de psicoterapia finlandesa, que contaba con 40.000 pacientes, sufrió una brecha de seguridad a lo largo de todo un año que culminó con un amplio robo de datos de todos sus pacientes mediante un ransomware. Tras la ofensiva, se exigió un cuantioso rescate al proveedor de servicios sanitarios, pero, en este caso, sorprendentemente, también se solicitaban sumas menores a los pacientes, que recibieron las peticiones de rescate individualmente por correo electrónico. En esos emails, los ciberdelincuentes amenazaban con publicar el contenido de las sesiones con sus terapeutas.
A mayor escala, en febrero de 2021 el grupo de ransomware REvil anunció que había añadido dos etapas a su doble esquema de extorsión: ataques DDoS y llamadas telefónicas a los socios comerciales de la víctima y a los medios de comunicación. Este conjunto, responsable de la distribución del ransomware Sodinokibi, opera con un modelo de negocio as-a-service. En la actualidad, este grupo ofrece ofensivas DDoS y llamadas de VoIP codificadas a periodistas y socios como un servicio gratuito para sus afiliados, con el objetivo de presionar aún más a la empresa víctima para que cumpla con las demandas de rescate en el plazo designado.
Parece que, incluso en plena ola de éxito, los ciberdelincuentes se encuentran en una búsqueda constante de mecanismos de explotación más innovadores y fructíferos. Es de suponer que el pensamiento creativo y un análisis del complejo escenario de los ataques de ransomware de doble extorsión ha llevado a desarrollar la tercera técnica de extorsión. Lo más preocupante es que sus víctimas, como los clientes de la empresa, los colaboradores externos y los proveedores de servicios, se ven afectados y perjudicados por las fugas de datos causadas por esta nueva amenaza, incluso si sus recursos de red no son el objetivo directo.