No todo sobre cloud computing parece idílico, pese a las informaciones que constantemente proliferan en los medios acerca de las virtudes de este modelo tecnológico que se presenta como el que se va a adoptar mayoritariamente en los próximos años. Así, un reciente estudio de Compuware señala que el 84% de las empresas no incrementará sus inversiones en aplicaciones en este entorno hasta que no pueda controlar más rigurosamente el rendimiento de las aplicaciones desde el punto de vista del usuario final.
Y es que las noticias no son buenas. Según dicho estudio las grandes empresas europeas tienen una media de pérdidas de 608.000 euros al año debido a problemas de rendimiento con las aplicaciones basadas en “cloud computing”, tales como sitios de e-commerce y aplicaciones de negocio basadas en Internet.
La encuesta, realizada entre 300 empresas del Viejo Continente de más de 1.000 empleados, españolas incluidas, añade que el 57% de las organizaciones está ralentizando o frenando la adopción de aplicaciones cloud hasta que no se ofrezcan mayores garantías de buen rendimiento.
El 72% de las empresas admiten tener serios problemas para garantizar los niveles de servicio de este tipo de aplicaciones por la propia naturaleza de la red abierta donde residen: Internet. Hasta ahora, las empresas tenían mayor control del rendimiento de sus aplicaciones gracias a que sólo utilizaban infraestructuras internas de las que tenían el control.
En este sentido, el 84% de las empresas europeas esperan una mayor rigurosidad a la hora de poder controlar los niveles de servicio de sus aplicaciones en la nube, y no se conforman sólo con disponer de las métricas de disponibilidad tradicionales. De hecho este mismo porcentaje expresa dudas en cuanto a incrementar el número de aplicaciones críticas de negocio “en la nube” si no existen sistemas capaces de valorar sus niveles de servicio desde un punto de vista del usuario de las aplicaciones.
En opinión de Enrique Placed, director general de Compuware España, “las empresas han hecho grandes inversiones en aplicaciones cloud sin pensar realmente en los riesgos para el negocio que podrían acarrear un mal rendimiento. De hecho, –sigue diciendo Placed–, aunque las organizaciones han entendido la enorme flexibilidad y reducción de costes asociados al modelo cloud, su adopción por nuevas aplicaciones está condicionada a una mayor capacidad de gestión de su rendimiento”.