En los últimos años la movilidad y el trabajo remoto han pasado a convertirse en algo cada vez más frecuente entre las empresas. Por ello, muchas de estas compañías están optando por contratar soluciones cloud de acceso remoto, facilitando la disponibilidad de los recursos y aplicaciones en cualquier momento y en cualquier lugar. Pero ¿cómo abordan los CIO y directores de TI la migración de un entorno de trabajo off-line a un modelo ‘as a Service’?
Leía recientemente en esta misma cabecera que un 49,4% de las empresas tiene previsto invertir a corto o medio plazo en entornos de trabajo virtuales o de Desktop as a Service (DaaS). Sin embargo, aunque la dirección es clara, muchas organizaciones tienen dudas sobre cómo implementar este tipo de soluciones. Cada empresa tiene un bagaje y unas necesidades particulares, y esos son los que determinarán el modelo de DaaS a implementar, que puede ser el de virtualización de escritorio, virtualización de aplicaciones internas o virtualización de aplicaciones para terceros. Pese a que las tres opciones están basadas en tecnologías similares, el perfil de compañía es, de hecho, muy distinto en cada caso.
El primer tipo coincide con empresas cuyos usuarios hacen un uso intensivo de todos los recursos a virtualizar, es decir, del puesto de trabajo, del escritorio y de las aplicaciones. Así pues, en su día a día, trabajarán prácticamente al cien por cien contra la plataforma. Este sistema de escritorio virtual presenta muchas ventajas, siendo las más significativas la reducción de costes y la obtención de una eficiencia mayor en procesos y rendimiento del personal interno.
El segundo tipo de cliente de Desktop as a Service es aquel que virtualiza sólo algunas de las aplicaciones internas. Las variantes aquí pueden ser varias: quizás sólo las más pesadas, quizás las que usa con un proveedor externo, quizás las que usan de forma común departamentos ubicados en zonas geográficas diferentes… En cualquier caso, desde una sola plataforma ofrece el software a los usuarios que él decide, según su perfil, y cuando él quiere. Puede ser indefinidamente o sólo durante el despliegue de un proyecto. El tercer tipo de organización es aquella que ofrece Software as a Service a sus propios clientes y necesita proveerles de acceso remoto seguro a dicho software. Así, virtualiza su aplicación y ofrece acceso a la plataforma únicamente a los usuarios que él o su cliente desean. En otras palabras, implementa su SaaS sobre su propio PaaS.
El papel del proveedor
Dada la complejidad de su implementación, para garantizar el éxito de una migración a un entorno DaaS es fundamental contar con un proveedor de servicios capaz de aportar conocimiento, experiencia y economías de escala. Si bien en un nivel básico –tanto de volumen como de recursos y criticidad de datos– son válidas las plataformas compartidas, a partir de un determinado número de usuarios son recomendables soluciones cloud dedicadas para garantizar el nivel de servicio.
Tanto en un caso como en el otro es posible seguir un modelo de pago por uso en base al número de usuarios que utilizan el servicio y a los recursos empleados en cada momento. Este, bien determinado, optimiza los costes sustancialmente, sobre todo a medida que la empresa crece o requiere de un plus de rendimiento. Esta definición de la cantidad y los tipos de usuarios que accederán a la plataforma no sólo influye a nivel de facturación, sino que será determinante en el diseño de la arquitectura, el dimensionamiento, la gestión del licenciamiento y las tareas administrativas que un proveedor puede aportar en mayor o menor grado según el caso.
Por último, hay que tener en cuenta la importancia de contar con un proveedor de servicios certificado, que asegure la viabilidad de toda la solución, desde la infraestructura TI hasta el acceso a las aplicaciones pasando por la gestión del escritorio virtual, y garantice esa operatividad mediante acuerdos de nivel de servicio globales y, por supuesto, un soporte técnico proactivo y 24×7.